Con precipitaciones que superaron los 600 mm en 24 horas en algunas localidades, esta DANA ha sido la más catastrófica vivida en España en décadas, provocando centenares de perdidas humanas y daños materiales significativos.
Saber cómo abordar estos escenarios es crucial para mitigar daños y restaurar la normalidad lo antes posible. A continuación, desde Getesan analizamos los procedimientos y equipos que se emplean para gestionar inundaciones en zonas residenciales y urbanas. Con especial referencia a las recientes y devastadoras lluvias en Valencia.
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La seguridad es la prioridad en cualquier situación de inundación. Antes de comenzar las tareas de desagüe, es esencial evaluar los riesgos potenciales en el área afectada.
Las inundaciones en garajes y calles pueden exponer a los vecinos y equipos de rescate a peligros como descargas eléctricas, deslizamientos de tierra o estructuras debilitadas. Por ello, antes de iniciar cualquier operación de limpieza, es necesario:
Cortar el suministro eléctrico en las áreas afectadas para evitar riesgos de electrocución. Aislar las áreas inundadas, señalizando las zonas peligrosas para evitar accidentes. Realizar una inspección inicial para determinar el nivel de agua y los posibles riesgos estructurales.
El primer paso para solucionar las inundaciones en garajes y calles es extraer el agua acumulada. En estos casos, se utilizan bombas de achique, que son máquinas especializadas en el drenaje de grandes volúmenes de agua. Hay varios tipos de bombas, cada una con aplicaciones específicas:
Una vez que se ha logrado reducir el volumen de agua, es fundamental limpiar y desobstruir las redes de alcantarillado y drenaje, que suelen colapsar en estas situaciones.
Los camiones cuba son vehículos equipados con sistemas de succión de alta presión y grandes depósitos que permiten retirar lodos, sedimentos y otros materiales que se acumulan en el alcantarillado durante las inundaciones.
Este equipo es crucial para: eliminar residuos sólidos y lodos que tapan las redes de alcantarillado, despejar las tuberías y colectores para restablecer la capacidad de drenaje de la infraestructura urbana, asegurar el flujo de agua hacia los sistemas de desagüe municipales, evitando que las áreas inundadas vuelvan a llenarse de agua.
Después de que el agua haya sido retirada, los escombros y sedimentos que quedan requieren limpieza inmediata. En muchos casos, es necesario el uso de:
La DANA que golpeó Valencia en octubre de 2024 es un recordatorio de la importancia de contar con una infraestructura de saneamiento adecuada y planes de emergencia robustos. Después de las inundaciones, es fundamental que las comunidades y las empresas tomen medidas preventivas, como:
Lo cierto es que el cambio climático está intensificando fenómenos meteorológicos extremos como las DANA . Estamos acostumbrados a oír alertar a medios de comunicación y especialistas en fenómenos naturales de las posibles consecuencias del calentamiento global. Y es que la temperatura del planeta cada vez es mayor por culpa de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que afecta no solo a la superficie terrestre, sino también los océanos y la atmósfera.
Al calentar las masas de agua, como el Mediterráneo, se incrementa la evaporación y, por lo tanto, la cantidad de vapor de agua en el aire.
Cuando esta masa de aire cálido y húmedo se encuentra con un sistema de baja presión, puede desencadenar lluvias intensas, como las que se ven en las DANAS.
Las inundaciones en garajes y calles, como las vividas en la reciente DANA de Valencia, requieren de una respuesta rápida y coordinada para minimizar o no tener que lamentar daños irreparables.
Y es que el cambio climático está poniendo a prueba las infraestructuras de saneamiento y drenaje urbano, que en muchas ciudades no están preparadas para manejar el volumen de agua asociado con eventos extremos.
Las lluvias torrenciales en Valencia pusieron de manifiesto la necesidad de modernizar estos sistemas para adaptarse a los nuevos patrones climáticos. Este tipo de infraestructuras necesitan adaptarse a fenómenos extremos más intensos, para reducir los daños y proteger a las comunidades afectadas.
Así mismo, es fundamental contar con sistemas de alerta temprana efectivos que permita a las autoridades informar a la población antes de que ocurran eventos extremos.
La DANA en Valencia es un recordatorio urgente de la necesidad de actuar. Con una combinación de infraestructura adecuada, sistemas de alerta, concienciación y un compromiso serio con la mitigación del cambio climático, las autoridades pueden reducir significativamente el impacto de estos fenómenos. Así como proteger a las comunidades vulnerables.
Desde Getesan mandamos un fuerte abrazo a todas las familias que han tenido que vivir esta desoladora experiencia 🖤
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